Friday, 29 May 2009
'EL TRABAJO ENOBLECE PERO LA NOBLEZA NO TRABAJA' CURATED BY MICHELE FAGUET AT CCE, GUYATEMALA
Judy Werthein This Functional Family [Esta familia funcional]
“Work Ennobles but the Nobility does not Work
curated by Michèle Faguet
May 21- June 15. 2009
Centro Cultural de España / Guatemala
Vía 5, 1-23 zona 4, 4º Norte, Ciudad de Guatemala, 01004
Work Ennobles but the Nobility does not Work—
In a discussion about Asunción, a short film about a rebellious domestic employee that he produced with Carlos Mayolo in 1975, Luis Ospina stated that it had been their intention to create paranoia, as ‘domestic employees represent a class enemy under the very same roof.’ And yet this ‘enemy’ is an integral member of the family she serves and cares for and is simultaneously appreciated and exploited, loved and pitied. She, in turn, will inevitably reciprocate in this unhealthy, co-dependent relationship by developing strong emotional ties to her employers and their children while inevitably resentful of their class privilege and the social hierarchy that has relegated her to its lowest rung. Even within her own social class, the female domestic employee is more often than not a tragic figure – a single mother who must neglect her own children in pursuit of a better life for them, particularly for the daughters she hopes will not end up like her.
The saying ‘work ennobles’ (el trabajo ennoblece) has a complex etymology: although sometimes associated with popular resistance and revolutionary politics, this aphorism can also be tied to the teachings of the Catholic Church and even to the Third Reich, with its Reichsarbeitsdienst (Reich Labor Service), the function of which was to combat unemployment in Nazi Germany under the motto ‘Arbeit ardelt.’ A related phrase, “Arbeit macht frei” (Work Brings Freedom) was posted at the entrances to numerous concentration camps during WWII. And then there is the Dutch witticism that goes like this: “’Arbeid adelt, maar adel arbeidt niet’ (Work ennobles but the nobility does not work), which is curious given that Holland is not a country one would generally associate with class conflict despite its status as an independent monarchy. (In fact, many artists, curators, and institutions in Latin America and other developing regions have benefitted from the generosity of this monarchy exercised through grants endowed by the Prince Claus Fund.)
The idea for this exhibition derived from a simple, but significant chance encounter between two very different works: Asunción, which I happened to be writing about at the time that I received images of Regina Galindo’s Angelina (2002), a work that is well known to a local public in Guatemala. Once I’d decided upon curating an exhibition with works dealing with the figure of the female domestic employee, I didn’t have to look very far to find additional works from a very diverse group of artists and filmmakers. In Judi Werthein’s This Functional Family (Familia (dis)functional), 2007 - a mock documentary about the Sonneveld House in Rotterdam – the aristocratic Sonneveld family is portrayed by black actors and possible descendants of colonial subjects upon whose exploitation the Sonneveld family’s wealth was based, while their domestic employees are played by two white, middle class young women. Phil Collin’s soy mi madre, 2008 is an exquisitely made telenovela, shot on location in Mexico City with several leading television stars and loosely based on Jean Genet’s The Maids, 1947. The film was conceived while Collins was pursuing an artist residence in Aspen, Colorado and responds to the presence of a massive workforce of domestic laborers from Mexico serving affluent families in the United States. Monica Ruzansky’s photographic series “Dicen que los perros se parecen sus dueños” (They Say that Dogs Resemble their Owners) consists of portraits of female domestic employees walking their employers’ dogs, usually expensive purebreds that typically function to assuage the racial anxieties of wealthy, ‘aristocratic’ Latin American families. Finally, Sebastian Silva’s La Nana (The Maid), 2008 – a film that won several awards at the 2009 Sundance Film Festival – is a subtle portrayal of the complicated emotional dynamics that exist between a long time domestic employee and the well-intentioned family that employs her.
Michèle Faguet
Thursday 21 May 2009/ 7pm
Exhibition opening
Friday 22 May/ 5pm
Conversation between Emiliano Valdés (Visual Arts Director CCE/G) and Michèle Faguet
Saturday 23 May/ 6pm
Screening of feature film La Nana
Directed by Sebastián Silva, Chile, 2008. 98 min.
*****
El trabajo ennoblece pero la nobleza no trabaja
Curada por Michèle Faguet
Artistas: Regina Galindo (Guatemala), Judi Werthein (Venezuela), Mónica Ruzansky (México), Luis Ospina / Carlos Mayolo (Colombia) y Phil Collins (Reino Unido).
Centro Cultural de España en Guatemala
Del 21 de mayo al 14 de junio
En una discusión en torno a Asunción, un cortometraje sobre una rebelde empleada doméstica que produjo junto a Carlos Mayolo en 1975, Luis Ospina afirmaba que, al hacerlo, tenía la intención de crear paranoia, ya que “las empleadas domésticas representan una clase enemiga durmiendo bajo el mismo techo.” Y este “enemigo” es un miembro integral de la familia: ella sirve y cuida, siendo simultáneamente apreciada y explotada, querida y compadecida. Ella, a su vez, será inevitablemente recíproca en esta relación malsana y codependiente, desarrollando fuertes vínculos emocionales con sus patrones y sus niños mientras, sin duda, estará resentida por esos privilegios de clase y por una jerarquía social que la ha relegado al último peldaño. Incluso dentro de su misma clase social, la empleada doméstica es, la mayoría de las veces, una figura trágica: una mujer soltera que debe descuidar a sus propios hijos para buscarles un mejor futuro, en particular a sus hijas, de las que espera que no terminen como ella.
El dicho “el trabajo ennoblece” tiene una compleja etimología; aunque algunas veces ha sido asociado a la resistencia política popular y la política revolucionaria, este aforismo puede enlazarse con las enseñanzas de la Iglesia Católica, e incluso con el Reichsarbeitsdienst del Tercer Reich, cuya función era combatir el desempleo en la Alemania nazi bajo el lema Arbeit ardelt (el trabajo ennoblece). Una frase relacionada con aquella, Arbeit macht frei (el trabajo libera) estaba inscrita en la entrada de numerosos campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.Hay, incluso, una frase holandesa que afirma que “el trabajo ennoblece, pero la nobleza no trabaja” (Arbeid adelt, maar adel arbeidt niet), resultando curiosa en un país como Holanda, al que generalmente no asociamos con conflictos de clase, a pesar de su condición de monarquía independiente. (Muchos artistas, curadores e instituciones en América Latina y otras regiones en desarrollo se han beneficiado de la generosidad de esta monarquía ejercida a través de las becas concedidas por la Fundación Príncipe Claus).
La idea de esta exhibición parte de un muy simple pero significativo encuentro fortuito entre dos obras muy diferentes: Asunción, sobre la que estaba escribiendo cuando recibí imágenes de Angelina (2002), de Regina Galindo, un trabajo bien conocido por el público local en Guatemala. Una vez me hube decidido a curar una exhibición de trabajos en torno a la figura de la empleada doméstica, no tuve que mirar muy lejos para encontrar otras piezas de un grupo muy diverso de artistas y cineastas, como Familia (dis)funcional, de Judi Werthein (2007), un falso documental sobre la Casa Sonneveld en Rotterdam (la aristocrática familia Sonneveld es representada por actores negros, posibles descendientes de súbditos coloniales sobre quienes recayó la explotación con la que los Sonneveld construyeron su riqueza; mientras sus empleadas domésticas eran interpretadas por dos jóvenes mujeres blancas de clase media).
Soy mi madre, de Phil Collins (2008) es una telenovela lejanamente basada en Las criadas, de Jean Genet (1947), exquisitamente producida, grabada en Ciudad de México con la participación de muchas grandes estrellas de telenovelas. La película fue concebida mientras Collins desarrollaba una residencia artística en Aspen, Colorado, y responde a la presencia de una enorme fuerza laboral de trabajadores domésticos mexicanos que sirven a familias ricas en los Estados Unidos. La serie de fotografías Dicen que los perros se parecen a sus dueños (2008), de Mónica Ruzansky, consiste en retratos de empleadas domésticas sacando a pasear los perros de sus patrones, usualmente caros ejemplares de raza, cuya típica función es aliviar las ansiedades raciales de las familias de la rica “aristocracia” latinoamericana. Finalmente, La nana, de Sebastián Silva (2008), es una película que ganó varios premios en el Festival de Sundance 2009 un sutil retrato de la compleja dinámica emocional que existe entre una empleada doméstica de mucho tiempo y la bienintencionada familia para la que trabaja.
Michèle Faguet
Curadora
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